Primer momento,Parchís se dá un chapuzón

me desperté en la madrugada sintiendo un frío de perros,tuve que deslizarme cuidadosamente hasta la orilla de la cama para no tocar el piso helado y alcanzar una cobija extra.

ya con ella,toda la situación cambió,pude dormir hecha una bola.

En el cole famoso,se programaban expediciones que no sé por qué,solo concernían a los estudiantes de artes plásticas.
Hace unas horas,cuando intentaba conciliar el sueño bajo el peso de varios cobijones,recordé momentos memorables.
El primero,alzar la mano izquierda cuando el director preguntó quienes deseaban bajar a echar un vistazo al monasterio.el edificio estaba junto a nuestro autobús y solo nos separaban de él,un espacio de 50 metros bajo el aguanieve y el frío de provincia.
Seis monigotes de diferentes talleres y años,bajamos rápido y corrimos hacia la entrada.
El olor era impresionante.Olía a "verde".Olía a madera chamuscándose y a lluvia y ésta era delgada,como una cortina finísima de color blanco increíble.
Vagué por los pasillos oscuros,solo guiándome por la luz pálida que entraba a veces.
Tiritaba.
Caminé sin rumbo,en parte para entrar en calor,en parte para perderme,hasta que topé con un callejón sin salida.estaba en un cuarto cuadrado,con techo de cúpula y una ventana.desde ahí pude ver el autobús y el pueblito cercano donde horas antes,habíamos comido rodeados de grillos.
-hola
Miré sobre mi hombro.Una muchacha vestida de negro de pies a cabeza,estaba en el umbral.
Iba en el cole conmigo,creo 2 años adelante,toda una maraña de tatuajes,piercings y gafas.
Ese día que le hablé,estaba hecha una sopa.
-aquí hace más frío que allá afuera-dijo sin moverse y su voz sonó por todo el cuarto.
-tengo "miguelitos"-dije, recordando.
-a ver
Nos sentamos contra una de las paredes mohosas y acabamos con los 7 sobres que había comprado.A final,sentía la lengua como una alfombra.
Sin embargo,los miguelitos nos devolvieron el calorcillo.
-¿y si te beso?¿qué harías?
Le observé.Tenía un arete en el labio y pensé en jalarlo con mis dientes.
-no siento la lengua,por los miguelitos-le dije
-igual sientes algo si te beso-insistió
Hay pocas cosas tan sensoriales como besar a alguien cuando hace frío,porque parece que todo el calor del mundo se concentra en las bocas unidas.Casi puedo ver las chispas de tibieza estallando.
Sus labios eran deliciosos y sí,sentí todo su beso.
Nos separamos mirándonos a los ojos.Los suyos eran avellanas brillantes.

Permanecimos callados contemplando la lluvia,con las manos entrelazadas,hasta que nuestro director,un hombre enjuto y asiático,entró a la carrera.
-los del camión ya no nos quieren esperar-sonrió
-deberíamos irnos aparte-farfulló mi compañera de miguelitos
-ni hablar-suspiró el otro encogiendo los hombros e invitándonos a seguirlo.
En el autobús,era todo carnaval y jolgorio.El profe se sentó delante y me recordó,no sé por qué,al maestro de las películas de Parchís,que resolvía todo cantando y tenía un perrazo detective.
Partimos.
En un asiento lejano,una muchacha vestida de negro,toda absorto y callada,miraba por la ventana.
No nos enamoramos ni nada,de hecho sólo la vi una vez más después de eso.Pasamos una al lado de la otra en uno de los pasillos de Bellas Artes.Nos dijimos hola y seguimos nuestro camino.
Algunos romances son muy breves,pero siguen siendo hermosos.

Comentarios

Víctor Sampayo ha dicho que…
Con eso de la peli de parchís, tuve un espeluznante flashback de mi infancia, creo que hasta escuché los violines de Hitchcock...

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