Cole



Cuando se entra en la Academia se pierde un poco el control de uno mismo,o al menos eso creo.
Posteriormente,desligado de los profesores de pintura que corrigen los trazos,los de escultura que atormentan tus sueños con preparaciones de hormigón y los otros más que pasan 4 ó 5 años de sus vidas corrigiendo tu trabajo mal hecho,uno se ve solitario y extraña un poco su papel de marioneta colorida.
Por fortuna la sensación dura poco y solo causa algo de salpullido.
Luego de un buen unguento ,las cosas cambian de manera radical.en la cabeza uno ya tiene trazado un mapa infinito.un mapa con perspectivas,ángulos,dimensiones,colores,espacios neutros,puntos aúreos y un sin fin de conocimientos deliciosos.
Uno (sintiéndose todopoderoso,arrogante y desenfadado),decide poner manos a la obra.
La Academia termina y es tiempo de trabajar por tu cuenta.Cosa fácil,¿no?
NO.
Ese sujeto todopoderoso,arrogante y desenfadado en el que nos convertimos por un segundo,se desvanece en el primer año de autonomía y se va dándonos una zancadilla ya que se encontró sumido en dudas,en fallas técnicas de primer semestre,en mezclas de colores vomitivos y en bastidores mal preparados.
El chip tarda en restaurarse más de lo que se cree,pero al final lo hace.
Hoy,mi chip,acostumbrado sin remedio a mis horarios extraños,a mi manía por los colores y a la lectura de Hobbes y su Leviatán,me pasa la información sin mucho problema,
Ha costado trabajo,pero al fin,estoy encontrando el término medio entre la Academia y la independencia.
Que siga así siempre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los viajeros

En la búsqueda incandescente de caballitos de mar

El prólogo de la saga,sin un solo jedi