Parte primera-El oráculo

Todo comienza y siempre comenzará,con mi abuela.
Mi abuela que nace rodeada de plata,de minas apenas descubiertas y de sal.
Llega a este sitio que ya no existe,donde hay plenitud y riqueza,en esa casa enorme que parece laberinto y que más tarde sólo sería una ruina.
En el momento en que su propia abuela la mira con detenimiento,encuentra en los ojos árabes,el destino de la familia.
Vé claramente la muerte de su esposo y las carencias que le seguirán,vé las paredes descascaradas y el hornillo de leña,Puede sentir los inviernos crudos que llegarán,puede sentir el cansancio que un día no la dejará descansar ni dormir,ve a sus hijos volviéndose hombres demasiado pronto y a sus hijas dejando la niñez para volverse madres de los que ahora son sus sobrinos.
Por la noche,mi tatarabuela mira las vigas del techo de su cuarto mientras piensa en ese futuro.
Ella posee lo que toda y cada una de las mujeres poseemos,esa energía indómita de sacerdotisa,de inquebrantabilidad,de estoicismo,de fuerza,la ebullición del poder personal,de no retroceder,de seguir,de seguir,de seguir,de aceptar y de conquistar.
Se vuelve a observar a mi tatarabuelo,sonriendo.
De ahí en adelante,la casa ancestral que está rodeada de patios,de cuartos desperdigados y de miles de macetones,vé pasar a una parvada de infantes apenas destetados,de adolescentes alocados y de varios pequeños que llegan jalando sus juguetes de madera.
Mi tatarabuela aceptó todo sin vacilar,sólo debía observar de vez en vez a su nieta.
En las profundidades de esos ojos tan bellos y titilantes,siempre encontraría su porvenir.

Comentarios

Patricia Fernández Miranda ha dicho que…
¿Y mañana?...
(sentir que siguen tu estela incentiva la creatividad)
¿Y mañana?...

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