Dorado

Tengo un diario pequeño que él me regaló,es lo único que ha quedado.
Es un bonito cuaderno empastado,con mi apodo en la cubierta y hojas que resisten el agua infinita con la que mezclo las acuarelas.Estaba medio olvidado en lo profundo de mi bolsón de viaje.Acaricié su cubierta un rato,como si fuera un gatito negro.Lo hicimos con un legajo de hojas viejas,así que si en efecto fuera un gato,sería uno sabio,conocedor del universo.

Me siento solitaria.
Como siempre que algo termina y uno solo se queda consigo mismo.
Todas las mañanas salgo a correr,todas las mañanas pienso un poco en mi vida de antes,cuando mi diario-gato vivía en esa otra casa,en ese primer piso.
Creo que extraña mucho su cama de nube,pobrecito mío.

Me sirvo un poco de té con limón,hace frío,tengo los dedos fríos,la nariz fría,las ideas congeladas.
Casi no he leído nada,pero he pintado y tengo imágenes mentales de flores y árboles y ramas y vida para mis nuevas pinturas,así que no todo está perdido.
Siento como hay calidez dentro de mi,siento como lentamente el hielo se derrite.
Mi interior es de color dorado.
Y siento la necesidad casi física de guardarme ese color solo para mi,no quiero compartirlo con nadie más.
No quiero que nadie lo toque.

Hay días en los que no quiero ver a nadie,hay días en los que el mundo parece insuficiente.
Todos me invitan un café menos tú,como en una absurda y cursi canción pop.

Escríbeme.
Llámame.
Aparece.

Eres como magia y solo tú puedes ver claramente el dorado en mi interior.
Tú tienes dentro un arcoíris iridiscente.
Yo sé de colores.
Y los tuyos son tan brillantes.


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