Tepoztlán.
Pocos entienden el encanto de este sitio. Muchos lo ven como un anexo calientito y hippie de una Cuernavaca cada vez más bulliciosa. Se dice que de niña me llevaban seguido y se dice también que no veía más que la alberca azul del jardín. Todos los niños prefieren la alberca,son patos disfrazados. Redescubrí Tepoztlán en 2010,cuando aún no mudaba el taller y aún no tenía pláticas de minutos ilimitados con Dios. Era una pintora confundida,sí,aún más confundida que ahora. Y él apareció. Igualmente confundido. Me invitó sin conocerme,a un viaje por carretera,junto con un escultor sudafricano y su esposa libanesa.Acepté porque la vida es corta y él era hermoso. Acepté porque nos unía un amigo de muchos años que ahora vive en Londres. Acepté porque estoy convencida de confiar en el bien y no en el mal. La vida solo nos trae lo que le pedimos. Llegamos a Tepoztlán a media tarde y lo dejamos a él en la plaza,dónde recogería al resto de sus amigos. El escultor,la libane...