Parte tres-El colapso

Tecleo frente a la computadora,no recuerdo si la historia de mi vida o un mensaje insulso en el hi5,solo tecleo.
Quiero deshacerme por un rato del agobio,olvidar los pasillos llenos de fantasmas del hospital,hacer a un lado mi preocupación y mi pánico y mi dolor y a mí misma.
Fundir mis pensamientos,parecen estar congelados e inmóviles,parecen estar aguardando por algo,pero no sé qué es ese algo y no puedo poner un alto,no puedo derretirlos y volverlos algo cálido y bello.
Están ahi,cristalizándome.
El gato se dá la vuelta sobresaltado al oír el teléfono.
Presto!
En otro teléfono muy lejano,al norte del país,una voz de fémina le contesta.
El gato respira nuevamente,no pasa nada,controla tus nervios,es solo la familia que pide noticias del lirio.
Mi lirio.
Y entonces ocurre.
Se produce una especie de estallido,la computadora se apaga de pronto y escucho voces hablando al unísono,bocinas de autos desesperados,risas inconmensurables y las luces,las luces de la casa parpadean como si jugaran.
Siento el corazón en la garganta.
Con el teléfono aún en la mano,corro a la puerta,nuestra alarma se ha disparado e ilumina la calle con su luz roja.
Pero ahi no ocurre nada,tres chicos pasan caminando a lo lejos,enfrente solo hay un auto estacionado,con el radio encendido en mix fm.
La noche esta tranquila,sin viento.
Regreso adentro,subo las escaleras y desconecto la alarma,todo lo hago automáticamente,pero las manos me tiemblan y me siento enferma.
Regreso a la sala,cuelgo el teléfono,me acuesto en la alfombra,enroscándome,trenzándome.
Era ella.
Mi abuela,mi madre,mi lirio.
Se había ido.
No hay ropa negra.
El gato busca una y otra vez en el armario.
El gato y las planillas religiosas no se llevan,en casa nunca han conservado el luto por nadie,los lazos negros en las puertas son algo ajeno y misterioso.
Pero es su lirio y siente el color negro inundándolo desde la cabeza hasta la punta de los pies.
Inundándolo todo.hasta el infinito.
Aparezco en el hospìtal con un vestido blanco,antítesis de lo que ahora soy.
No hablo con nadie,recorro los pasillos hacia su cuarto,donde solía leerle "El arte de la fuga".
Y no me atrevo a entrar porque me recibe un cuerpo amortajado,irreconocible.
Me quedo recargada en el pasillo,llorando nada más,como si eso fuera lo único que supiera hacer ya.
Mamá.
Nos dejas huérfanos,adoloridos,en fragmentos.
No sé como recomponerme,no sé como dejar de soñarte.
No recuerdo hacia donde iba,ni qué estaba buscando.
La persona que veo en los espejos me es ajena,demudada,silenciosa.
¿Dónde encuentro a la anterior?
El gato se acerca al cristal para observar los aviones.
Salió de casa como ladrón,sin despedirse.
No más despedidas.
Es tiempo de huir.

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