El lector
Yo a usted la amo. Tardo mucho en darme cuenta de las cosas más obvias, lo sé y le pido una disculpa. Mi rutina de todos los días siempre la incluye, eso sí. Me levanto a eso de las 8, me baño, me afeito, dejo preparando café mientras sigo arreglándome. Volví a usar colonia desde que la conocí y me he vuelto a sentir joven. Me he vuelto a sentir como si tuviera 15 años. Después de desayunar voy al estudio y miro entre la pila de libros que está sobre la mesa. Hay de todo, cosas de ciencia que ni entiendo, cosas de filosofía que ni me interesan, cosas poéticas que se me hacen muy cursis. Agarro el primer libro a la mano, quizás el más vistoso, para poder llamar su atención. -¿Qué está leyendo ahora?- me pregunta usted a veces, con esa sonrisa que es tan cálida como el verano. Yo solo le muestro el libro, porque como ve, quizás ni sepa bien cuál fue el que escogí. Y usted sonriendo, sonriendo siempre, con esas miles de arrugas en sus ojos brillantes, hace cara de asombro porque no p...