Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2008

Segundo momento,una diosa sin rímel

Me veo a mí misma usando jeans (cuando todavía los utilizaba y no me volvía loca de amor por los vestidos),un suéter de lana y un par de Converse.Me veo viajando en metro,sentada en posición de loto en un vagón vacío que parece pertenecerme,mientras la música de mi discman está a todo lo que da. Son las 5 y tantos de la mañana y el autobús de excursión sale a las 6.Voy con buen tiempo. La zona que rodea el cole,se vé a esas horas como su versión bizarra.Está desierta,a excepción de un enorme camión de la basura parado frente a las puertas del local,ése que nunca he visto abierto. La curiosidad mató al gato y a este gato en particular,lo zarandeó. Se acercó sigiloso hasta la entrada y echó un vistazo. Adentro,un mundo de terciopelos apolillados,espejos sin fin,un mundo de adoración a las féminas de falso cabello rubio y traseros espléndidos,un mundo de gemidos nocturnos,de secretos y de danzas.Un mundo que se cerró de un zarpazo. Me eché para atrás,medio tropezando.Frente a mí,un

Primer momento,Parchís se dá un chapuzón

me desperté en la madrugada sintiendo un frío de perros,tuve que deslizarme cuidadosamente hasta la orilla de la cama para no tocar el piso helado y alcanzar una cobija extra. ya con ella,toda la situación cambió,pude dormir hecha una bola. En el cole famoso,se programaban expediciones que no sé por qué,solo concernían a los estudiantes de artes plásticas. Hace unas horas,cuando intentaba conciliar el sueño bajo el peso de varios cobijones,recordé momentos memorables. El primero,alzar la mano izquierda cuando el director preguntó quienes deseaban bajar a echar un vistazo al monasterio.el edificio estaba junto a nuestro autobús y solo nos separaban de él,un espacio de 50 metros bajo el aguanieve y el frío de provincia. Seis monigotes de diferentes talleres y años,bajamos rápido y corrimos hacia la entrada. El olor era impresionante.Olía a "verde".Olía a madera chamuscándose y a lluvia y ésta era delgada,como una cortina finísima de color blanco increíble. Vagué por l

Nubes sin Jaguares

en los días en que sale el sol,me gusta ir a los parquecillos de siempre,me gusta dejar el bolsón morado en el piso,mientras me acuesto en las bancas frías de piedra y veo el cielo. Me gusta ver como las nubes se desplazan lento,como humo. Las nubes me hacen pensar,no sé por qué,en mi romanticismo extraviado. En el sentimiento burbujeante que ha movido a las mujeres de mi familia,que las ha hecho recorrer el mundo y que de cierta forma las ha separado de sí mismas. ¿Dónde está él? ¿Hay cabida para él, junto a mi? Cuando lo pienso, me llena una sensación de languidéz y de pereza. -de languidéz y de pereza-eso le dije a la mujer de incienso que me tomó la mano y dijo que quería leerla. La gente nos rebasaba,riendo y mirando los cuadros que alumbraban la glorieta. -no busque ahi el romanticismo-sonreí La mujer escudriñaba atentamente mi palma. Al final me cerró el puño,con su mano aún dentro y me miró fijo. -tienes suerte aquí-dijo sonriendo Asentí. -y hay más de lo que

Lowry solitario

Pasé mucho tiempo en la hamaca,balanceándome y mirando ese techo de cal. Pasé días en el escenario de "Bajo el volcán",una novela que siempre me ha sacado de quicio. Pasé días viendo la lluvia constante y escuchando a los grillos. Pienso,pienso,pienso. Y no llego a nada,solo siento que me balanceo. Tomo mi cuaderno y dibujo garabatos,pero me aburro rápido,lanzo el cuaderno y decido ir a caminar. Subo por calles empedradas y sigo pensando. Lamento haber dejado en casa a mi Bukowsky,a mi Capote,a mi Chandler,a mi Auster y a todos los escritores sarcásticos que amo y me ponen de buen humor. Detesto ser un personaje de Lowry,tristón y meditabundo. Yo no soy tristona,pero quizás sí meditabunda. Me detengo en la plaza y me siento a mirar. Soy meditabunda pero no no soy un personaje fatídico de tragedia griega,Esquilo me echaría a la calle,seguro. Por otro lado entraría en algún entremés del buen Cervantes,ahí actuaría meditabunda pero satírica y sería bastante convincen

Oboistas,sabueso e invitados

Uno se hace amigo de personas con las que se cree,nunca se hablará. Los primeros encuentros suceden de la manera más fortuita,por ejemplo,encontrando a tu antiguo profe de música en las escaleras de Bellas Artes,aún elevado y flotando,a causa de ese tal Wagner que a todos nos seduce más temprano que tarde. Así fué,el profe de oboe y yo estrechamos manos en un intermedio de Sigfrido y desde ahí decidimos hacer amistad. Días después,lo encontré en uno de mis cafecitos predilectos para leer y escribir,sentado a la sombra,fumando puro y leyendo unos pasquines. Nos alegramos de vernos.Sin saberlo,era la primera invitada a una reunión espontánea. Pronto llegó la tercera persona,una de sus primeras alumnas,una mujercita etérea y más parecida a un elfo perdido,que a lo que era,una oboista de la vieja guardia. Tras ella venía un sabueso color canela moviendo la cola. Ella,mirando de un lado a otro,buscó al dueño. El quinto personaje llegó en bici.(el cuarto era el chucho,por supuesto)

Chica Gilmore al estilo Musil

Siempre he querido expresarme de cualquier manera,ya sea hablando,escribiendo,cantando terrible,haciendo señas raras o en último caso(que no me lean mis profes),pintando. Incluso hubo una época,hace pocos meses,en donde yo trabajaba poco y escribía mucho. Era un cliché andante,debo confesar. Buscaba cafecitos perdidos y silenciosos y me la pasaba parrafraseando a autores,(según yo),de forma ingeniosa. Llevaba esos legajos por toda la ciudad,desde la Roma hasta Tlahuac,en un bolsón morado traído de Chiapas,donde han viajado toda variedad de autores,de ensayistas,de poetas, y donde de manera inverosímil, dormían juntos un "Guardián entre el centeno",un "Esperando a Godot" y una biblia de hojas de cebolla. Desde entonces,he pintado más y mis vagabundeos matutinos se han ido reduciendo,sin embargo,el bolsón junto con su contenido de deleite,no han variado mucho. Una vez,ví un capítulo de una serie norteamericana,donde la jovencita ingenua,bonita como una margarita

Covadonga,el auto,no el restaurante

En el cole,las primeras exposiciones son todo un evento,ya sean en un metro olvidado,ya sean en la azotea de uno de los maestros. La cuestión es exponer,revelarse,mostrarse ,que los demás nos vean vulnerables,poderosos y encuerados.Somos en ese momento,chicos de menos de 20,muy idealistas(siempre idealistas aún teniendo 26),con una idea romántica del arte causada por ver muchas cintas sobre Toulouse Lautrec,Van Gogh,Modigliani,dónde uno se olvida que está viendo a Andy García interpretando al pintor de los figurines delgaditos. Total,inflamado por el amor al arte y por éstas pelis-clichés,uno acepta exponer donde sea. Situación que trae una avalancha de sucesos no previstos. En primer semestre de Bellas Artes,nos tocó exponer en una casa de la cultura.Aquí no hay nada raro ya que éstos sitios son blancos perfectos de los profes.pero todo cambia cuando el sitio está situado en la punta de uno de esos cerros que se ven al entrar o salir del DF cuando se toman vacaciones. En ese tiem

El tambor de hojalata en Santa Fe

Número 1: detesto manejar Número 2: en "El tambor de hojalata",obra admirable del señor Grass,aparece mi mejor amiga. En la obra,ella es la amante de nuestro perspicáz Oscar. Rosvita Raguna. Un día,luego de acabar el volúmen,me dí cuenta que estaba tomando café con la mismísima gitana,claro,había variantes en sus aspectos,pero eran la misma persona. Desde entonces,comparto escapadas nocturnas,paseos,fiestas e interminables charlas,con ésta mujer pequeña,sensual y poderosa. Al unir el número 1 más el número 2,da como resultado una situación extraña Así es,Raguna y yo hemos pasado situaciones de éste tipo cada vez que subimos juntas a un automóvil. Un día decidimos ir de compras al centro comercial gigante conocido por todos.Allá lejos por Santa Fe. Yo manejé.la ciudad apenas se estaba despertando y estacionamos cómodamente el auto en un espacio chévere. A las 14:30 horas,decidimos que era hora del almuerzo y que era mejor ir a un sitio fami

Novela victoriana en Churubusco

Esta ciudad es un caos. Esta ciudad,Mexico City,Méjico,ésta,la única y surreal ciudad de "Los olvidados",de "La región más transparente",de "El laberinto de la soledad",de "El tesigo",de un sin fin de películas en blanco y negro,de otras llenas de ficheras y hombres poco agraciados(muyyyyyyyyyyy poco agraciados),de zócalo hundido,de tacos misteriosos y de antros sórdidos,está hecha un desastre. Llegué a casa luego de tropezar con obras inacabables. El cemento nos está sobrepasando. Todo el mundo anda de mal humor,porque claro, hay un puente o un arco o un montón de grava o lo que sea,fuera de su puerta. Conocidos míos han optado por el enclaustramiento y no paran de bendecir a la web que les permite trabajar en casa o en un café cercano a ésta. Por mi parte,no he podido rehuir del todo,pero al menos no me he deschabetado. Piso las calles aledañas al zócalo, cubiertas por una capa resbalosa de lodo gris,piso las de Coyoacán(en las mismas c

Cole

Cuando se entra en la Academia se pierde un poco el control de uno mismo,o al menos eso creo. Posteriormente,desligado de los profesores de pintura que corrigen los trazos,los de escultura que atormentan tus sueños con preparaciones de hormigón y los otros más que pasan 4 ó 5 años de sus vidas corrigiendo tu trabajo mal hecho,uno se ve solitario y extraña un poco su papel de marioneta colorida. Por fortuna la sensación dura poco y solo causa algo de salpullido. Luego de un buen unguento ,las cosas cambian de manera radical.en la cabeza uno ya tiene trazado un mapa infinito.un mapa con perspectivas,ángulos,dimensiones,colores,espacios neutros,puntos aúreos y un sin fin de conocimientos deliciosos. Uno (sintiéndose todopoderoso,arrogante y desenfadado),decide poner manos a la obra. La Academia termina y es tiempo de trabajar por tu cuenta.Cosa fácil,¿no? NO. Ese sujeto todopoderoso,arrogante y desenfadado en el que nos convertimos por un segundo,se desvanece en el primer año de

Once upon a time in Macondo

Uno de mis mejores amigos se mudó el viernes. Y según lo que pude descubrir,ha vivido como un asceta éstos últimos meses. Sus cosas cabían en una maleta grande,jeans deslavados,camisetas hechas bola y varios artilugios para el aseo básico fueron lanzados en ella,mientras que sus libros,ejemplares casi todos de bolsillo,fueron guardados amorosamente en una bolsa que se echó al hombro. Mientras atravesábamos la ciudad con la susodicha maleta rodando detrás de nosotros y el bolsón despidiendo un olor a librería de viejo,hablamos (entre otras cosas) de García Marquez. Los dos nos declarábamos buenos amigos de su lectura,más no fanáticos. Estábamos en plena interpretación dramática de José Arcadio Buendía atado al árbol,cuando comenzó a caer el diluvio. Sin plan,atontados por la lluvia y todavía recordando a José Arcadio,cada quién echó a correr para lados distintos. Me di cuenta que lo había perdido hasta que entré a uno de los cafés "El Jarocho" que hay por mi ba